La victoria es para los perdedores. Mi madre llora. Mi padre baja al bar. Yo escribo pensando: La victoria es para los perdedores.
Hoy volví a caerme muerto, no me gusta pero aguanto. Es lo que toca. Ni lloro como mi madre, ni olvido como mi padre ni escribo como quisiera.
Perdimos la apuesta, ganamos el pulso. Mi madre gana llorando, mi padre gana olvidando y yo escribo estas cosas.