El no-sexo

Las mañanas eran lo peor de todo. Levantarse, vestirse, atarse los cordones, el mal aliento pastoso, lavarse la cara y al mojarse las manos, dejarlas frías, estar despierto, moverse hacía no se sabe donde. Las mañanas eran lo peor de todo.
Vivía en un loft de una sola habitación, sin ventanas, bueno, mejor dicho: Vivía en un trastero, aunque el cabrón del casero me lo vendió como un loft barato, en el centro, con privacidad, y austero. Por 150 al mes. El casero era lo peor de todo.
Por aquel entonces trabajaba de fotógrafo, había aprendido algo viendo exposiciones de artistas independientes y sabía como iba el meollo. Cogí la cámara, salí de la habitación-loft-trastero, bajé por la c/Melancolía hasta la Av. del Pecado Carnal. A las nueve vendrían los cabrones del trabajo a recogerme. Sabía que llegarían tarde. Llegué a las diez y media. Ellos a las once. Joder, esos cabrones también eran lo peor de todo.
Esta vez me tocaba trabajar en una película porno. La gente que entendía lo justo de fotografía quedaba impresionada con mis planos y, al parecer, el director del film quería que lograse captar la esencia de la película mientras era rodada, sacando alguna que otra fotografía. Supongo que para carteles, la carátula y la distinta publicidad. La gente es lo peor de todo. A veces lo pienso, ¿sabéis? que no haya nadie, solo animales salvajes y yo, otro animal salvaje, que se masturba entre la maleza caribeña de la costa este. Bueno, da igual, sigamos con el trabajo de aquel día.

¡Joder! estoy muy perro, en serio, después de trabajarme el borrador de esto debo escribir un artículo político que sea potente y no me apetece nada. ¿Os habéis fijado? ''DEBO'' en serio, matadme. Sigamos.

Llegamos a la casa. Una bonita casa. El director me esperaba, me enseñó las habitaciones, el equipo de rodaje y como íbamos a estar con la iluminación, ya que en la industria pornográfica gustan los medios tonos apagados hasta que se entra en materia, cualquier cinéfilo de este género lo sabe -o cualquier onanista perspicaz-. Cuando terminamos me presentó a los actores, eran tres chicas y cuatro hombres. La historia de la película consistía en que una de las chicas -llamémosla Señora Casada-, estaba casada -si, es redundante ¿algún problema?- con uno de los cuatro hombres -llamemos a este Señor Pringado- El caso es que el Señor Pringado se va a un viaje de negocios y deja a la Señora Casada ''sola'' en casa con el mayordomo, el jardinero y el cochero. La Señora Casada decide, porque sí, llamar a dos amigas con las que monta en privado una especie de trío lésbico. El mayordomo oye ruidos -orgasmos- y decide inspeccionar lo que pasa en la habitación de la Señora Casada. Observa a escondidas el trío y se pone tan cachondo que decide avisar al jardinero y al chochero para montar una orgía en condiciones, como es lógico. A continuación, un par de escenas de orgía hasta que el ritmo de la película es cambiado por la intromisión del Señor Pringado, que había perdido el vuelo de negocios, en la habitación. El Señor Pringado adopta una aptitud madura y mata al jardinero, al cochero y al mayordomo. Se queda con las tres chicas que continúan cachondas y se lo montan todos juntos, bueno no todos, el mayordomo, el jardinero y el cochero no.
Vemos que el guionista era un genio, un fuera de serie, un... en fin.

El supuesto primer día de rodaje nos dijeron a todos que se retrasaría dos días vista. Yo no tenía ganas de llegar a mi habitación-loft-trastero y escuché al jardinero y al Señor Pringado comentando tras la reunión de equipo que irían a algún bar antes de ir a casa, el resto del equipo quería empezar y acabar el trabajo para seguir con otra cosa. Normal.
Acompañé al jardinero y al Señor Pringado, me apetecía estar en un bar, olvidarme del casero, de la gente, de las facturas y del habiente insano que había en el equipo de grabación.
Cuando llegamos al bar los dos actores cogieron sitio. Cuando digo sitio me refiero a: SITIO. No se movieron de allí en toda la noche, puede ser que las pollas les pesaran demasiado. Me senté con ellos a beber.
El jardinero tendría entorno a 23 años, un chico joven, incluso atractivo y bien dotado. Por su parte el Señor Pringado tendría cerca de 40 y se le notaba muy curtido, era un tipo grande, imponía bastante la verdad.
-¿Cuantos años llevas en esto Jerry?
-Demasiados chico... demasiados.
-¿Es tan vacío siempre?- Jajajaja, el cabrón se había puesto profundo-.  Joder cuando me metí en esto sabía que era un curro pero, ¡no me jodas! es casi peor que un curro...
-Bueno chico, por lo general es siempre la misma mierda, aunque ya sabes, hay veces que te toca trabajar con alguna mujer. Alguna buena mujer, con clase, que te excita solo mirarla pero porque bajo ese cuerpo operado hay sexo de verdad. Ya te tocará pero, en serio, cuando te toca una mujer así te sientes bien de verdad. El resto es como tragar aire, vacío.
Había escuchado esa conversación bastantes veces -puede que no con las mismas metáforas o dichas por los mismos capullos pero siempre eran de ese tipo- cada vez que me contrataban en películas así.
La historia era simple, la gente veía a actores, yo veía a una panda de asqueados por el sexo. No me malinterpretéis, no es que les de asco, es que han cogido el hábito. Es como si todos los días estas feliz o comes mucha ambrosía, yo que sé, tras un tiempo no te genera el mismo estímulo nervioso. Y, por favor, no me quiero poner psicológico. ¡Que le den a la psicología y a sus sociólogos todopoderosos! Es simplemente eso, lo normalizan y pierde, por así decirlo, la gracia. Para ellos es algo rutinario.
Las mañanas eran lo peor de todo. Levantarse, vestirse, atarse los cordones, el mal aliento pastoso, lavarse la cara y al mojarse las manos, dejarlas frías, estar despierto, moverse hacía no se sabe donde y follar. Las mañanas eran lo peor de todo.

Acabamos los tres bastante borrachos. Estaba desorientado y el jardinero me invitó a dormir en su casa, yo acepté -total, yendo solo no iría a ninguna parte-.
El Señor Pringado cogió el coche, no debería coger el coche estando así, ¡por amor de dios! imagina que raya el coche, debe pintarlo, pintarlo cuesta dinero, ganar dinero cuesta, y cuesta mucho.
Bueno el caso es que cogió el coche.

Cuando llegamos a casa del jardinero nos recibió su novia en la puerta. No era muy atractiva, destilaba arrogancia por los poros.
-Hola cielo.
-¿Hola cielo? ¿Piensas que es normal que vengas a casa así de bebido? ¡y habiéndote follado a todas esas putas! ¡A mi ya ni me miras! -Me miró-. Y ¿quién diablos es este tipo?
-Es Jeff, el fotógrafo de la próxima película. Es bastante bueno- Nos hicimos paso y entramos dentro de la casa.
Era una buena casa, al menos no era una habitación-loft-trastero.
-Bueno y ¿piensa Jeff quedarse a dormir en la pensión del señor polla-gorda que no puede ni metérsela a su mujer?
Yo obviamente no iba a contestar, si iban a discutir, a follar, a fregar los platos... me daba igual. Yo visualicé el sofá, el sofá me visualizó a mi. Fue amor a primera vista.
-No, pero si que piensa quedarse a dormir en la pensión de la señora que no entiende que tenemos que pagar facturas.
Siguieron así durante varias horas y por distintas partes de la casa. Yo me dormí.

Dejémoslo aquí, ¿vale? No me apetece seguir escribiendo. La película fue rápida, vacía y me pagaron 300 pavos por las fotos. Eso eran dos meses de alquiler cubiertos. Está bien, eso me daba tiempo para seguir pensando en las mañanas, en mi habitación-loft-trastero y en la gente pero no en el casero. Que le jodan al casero.